EDITORIAL: Carta abierta a Felipe González

01.09.2015 17:09

 

Sr. Felipe González Márquez:

He leído con atención su carta abierta “A los catalanes” que ha publicado en El País, el periódico afín a su ideología y difiero totalmente de usted, pero vayamos por partes.

Yo no milito en ningún partido y tampoco tengo responsabilidades institucionales. Soy un simple ciudadano catalán y español jubilado que ha tenido que emigrar por causas económicas principalmente, pues mi pensión no me alcanza para vivir, con dignidad y alguna comodidad, ni en Cataluña ni en España, a diferencia de usted, que cobra una legítima y jugosa pensión por haber sido presidente del Gobierno de España, además de pertenecer —y cobrar— a algún consejo de administración de empresas energéticas que sus gobiernos y los del Partido Popular tanto han favorecido.

Aunque en algunas elecciones estuve tentado, afortunadamente nunca le voté ni a usted ni al PSOE ni al PSC. Me sentiría avergonzado de haber votado a un presidente que toleró, entre otras cosas censurables, la creación de grupos terroristas como el GAL.

Usted nos aconseja que “no nos dejemos arrastrar a una aventura ilegal e irresponsable”. Le diré que nadie nos arrastra, no nos trate como niños por favor. Somos nosotros, gran parte de los catalanes, quienes deseamos un cambio profundo en la relación con España. Le recuerdo que, en su momento, la prohibición del voto a las mujeres, la esclavitud, el racismo y otras barbaridades fueron legales; usted mismo y su partido estaban fuera de la ley durante la dictadura franquista. Los grandes cambios en la sociedad moderna siempre han obviado la legalidad vigente.

Creo que, como casi toda la clase política española, se equivoca al considerar al Presidente de la Generalitat como instigador de la “desconexión” con España. El Sr. Mas —a quien tampoco he votado nunca—, lo que ha hecho, con gran olfato político, es simplemente ponerse a la cabeza de una demanda probablemente mayoritaria —las urnas nos lo dirán— de la sociedad catalana.

Habla usted de “un extraño y disparatado frente de rechazo y ruptura de la legalidad”; le diré que esta lista transversal es la única opción que el Gobierno español, con el apoyo de su propio partido, ha dejado ante las reiteradas negativas a realizar un referéndum al estilo de los de Escocia o Quebec. Le puedo asegurar que si el Gobierno español hubiera autorizado un referéndum, nunca se hubiera formado este "frente de rechazo y ruptura" como usted lo denomina, pero que yo prefiero definir como "coalición electoral transversal de la sociedad y los partidos favorables a la independencia". 

Advierte usted que los ciudadanos catalanes deben conocer las consecuencias de tal desconexión. Como siempre, ni usted, ni su partido, ni el Gobierno, ofrecen nada a cambio, únicamente advertencias o amenazas encubiertas.

Desde mi exilio sigo con mucho interés este proceso, leo la prensa digital, las redes sociales, hablo con mi familia y amigos residentes en Cataluña —de variadas ideologías—, y no percibo ninguna “fractura dramática en la sociedad catalana”, si acaso una sana confrontación de ideas. No busque fracturas donde no las hay Sr. González, mejor de una vuelta por Cataluña —sin guardaespaldas ni escolta— y hable con la gente de la calle; verá que de “fractura”, poca y de rechazo a quienes no tengan “pedigrí” catalán, nada de nada.

Habla usted de “romper la legalidad” y es posible que así sea, pues no hay cambio sin ruptura, como sucedió en las elecciones municipales de abril de 1931 que desembocaron en la proclamación de la República.

Avisa usted de que nos “desconectaríamos de Europa” pero olvida que, en los últimos 25 años, 14 países europeos consiguieron su independencia: Armenia, Azerbaiyán, Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania, Macedonia, Montenegro, República Checa, República de Kosovo y Serbia. Siete de ellos están actualmente en la Unión Europea: Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y República Checa.

Afirma usted que “lo que se necesita es una solución pactada”. Los catalanes tenemos defectos, pero convendrá conmigo en que no se nos puede acusar de poco dialogantes. En los últimos 15 años, me parece que los sucesivos gobiernes de la Generalitat lo han intentado, pero es difícil pactar si una de las partes no quiere. Le recuerdo que el progresivo alejamiento y la posible “desconexión” de Cataluña tienen su origen en la resolución del Tribunal Constitucional que desvirtuó la esencia del Estatut del 2006, aprobado por el Parlamento de Cataluña, las Cortes Generales del Reino de España y refrendado por el pueblo catalán en junio de ese año. Recordemos que dicho tribunal está compuesto por doce magistrados, 8 de ellos afines al PP o al PSOE con un presidente que es o ha sido militante del PP, toda una garantía de neutralidad…

Que yo sepa, ningún Gobierno español jamás se ha sentado a negociar un arreglo pactado con las ansias de libertad y autogobierno de pueblos sometidos por España en el pasado o en el presente: Argentina, Bélgica, Bolivia, Cataluña, Cuba, Chile, Colombia, Ecuador, Euskadi, Filipinas, Holanda, Portugal, Marruecos, México, Paraguay, Sahara Occidental, Uruguay y Venezuela.

Por otra parte ahora su partido ofrece una futura reforma constitucional, pero en los casi 21 años de gobiernos del PSOE, nunca se planteó tal reforma, es más, ni siquiera consintieron una reforma del Senado, supuestamente la cámara de representación territorial.

Su discurso Sr. González cada vez se parece más al del Partido Popular, al menos en lo tocante a Cataluña y sus anhelos.

¿Cómo tiene usted la desvergüenza de comparar el actual proceso catalán con las dictaduras fascistas de los años 30 del siglo pasado? Usted insulta a los catalanes y a su inteligencia. Quiero creer que ha sufrido un lapsus y espero que se disculpe.

Por último, déjeme que ponga en duda su talante democrático al afirmar, sin rubor, que “España no se va a romper, sea cual sea el resultado electoral”.

Atentamente.

Román Sánchez Morata

 

Carta "A los españoles" firmada por Raül Romeva, Carme Forcadell, Muriel Casals, Artur Mas, Oriol Junqueras, Lluis Llach, Germà Bel y Josep Maria Forné, publicada seis días más tarde en el mismo periódico.