El naufragio del Wager
El pasado 14 de mayo se cumplieron 279 años del naufragio del HMS Wager, un naufragio notable en muchos aspectos.
Los supervivientes del naufragio vivieron una verdadera odisea envuelta en episodios de canibalismo, asesinato, esclavitud y el motín de una parte de la tripulación.
La mayoría de los supuestos amotinados navegó 2500 millas en una embarcación sin cubierta; una distancia en bote abierto no superada hasta que el capitán Bligh lo hizo navegando 3600 millas casi medio siglo después.
Este naufragio y los hechos posteriores obligaron a la Royal Navy a modificar parcialmente sus normas disciplinarias.
El Wager era un navío de sexta clase de 28 cañones y aparejado en cruz. Construído alrededor de 1734 como un Indiaman para la East India Company. En 1739 lo adquirió la Royal Navy y fue adscrito a la flota de George Anson en calidad de buque de apoyo y suministros.
Sketch del HMS Wager efectuado por el teniente Percy Bretts, frente al cabo Virgen María el 3-7-1741
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Tenía 37,5 metros de eslora de cubierta y 30,9 de flotación, 9,8 metros de manga máxima y un puntal de 4,4 metros. La tripulación estaba compuesta por entre 105 y 160 hombres según las fuentes. Estaba al mando del capitán Dandy Kidd quien murió antes de doblar el cabo de Hornos, siendo promovido a capitán el teniente David Cheap.
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Doblado el temible cabo, naufragó en la costa de una de las islas del archipiélago Guayaneco, nombrada posteriormente isla Wager. Este archipiélago está situado en la costa meridional de Chile, al sur del golfo de Penas, al comienzo de los canales patagónicos.
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En el momento del naufragio a bordo había soldados y enfermos de otros barcos de la flota de Anson, además de la tripulación. El número total estaría alrededor de 200 hombres.
Naufragio del HMS Wager. Pintura de Charles Brooking -1744
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Los supervivientes que alcanzaron tierra ─entre 120 y 140─ tuvieron que enfrentarse al duro invierno patagónico en una desolada isla sin apenas comida y abrigo durante cinco largos meses. La mayoría de los restantes hombres a bordo murieron ahogados en el momento del naufragio y unos pocos se ahogaron más tarde, borrachos perdidos, como consecuencia del saqueo de las reservas de licor del Wager.
En días sucesivos se pudo salvar algo de harina, carne en salazón, vino y ron. También se recuperaron algunos botes de la dotación del buque, todos dañados, algunos superficialmente y otros profundamente, además de algunas herramientas.
El capitán no supo o no pudo mantener la disciplina entre los náufragos. Los robos de alcohol se sucedian y la mayoría de la tripulación estaba descontenta con las racciones que se distribuian diariamente. La pesca ,mal organizada, contribuyó, sólo en parte, al sostenimiento de los náufragos. Algunos, incapaces de soportar el hambre, se alimentaron de los cadaveros de sus compañeros ahogados. Hubo enfrentamientos, peleas y desacatos que culminaron con la muerte, por disparo del capitán Cheap, del guardiamarina Cozens.
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La comida escaseaba cada vez más y los ánimos se iban caldeando. Poco a poco se fueron formando dos bandos. Uno, el más numeroso, liderado por el segundo de a bordo, el teniente Robert Baynes asistido por el subteniente artillero Bulkeley y el carpintero Cummins. El otro, menor, liderado por el capitán.
El primer grupo, compuesto por 81 hombres (o 62 según otras fuentes), se hizo a la mar en la fálua, alargada hasta los 50’ de eslora, el cutter y otra embarcación menor.
El segundo grupo, compuesto por el capitán y 20 (o 19) leales ─que incluía el guardiamarina John Byron, posteriormente almirante y abuelo de Lord Byron─, fue abandonado a su suerte.
Algunos de la primera partida fueron esclavizados por aborígenes patagones, otros murieron ahogados, de inacción o enfermedad y únicamente ocho, tras innumerables privaciones, naufragios e incidentes ─2.500 millas y 107 días de navegación, vía estrecho de Magallanes, hasta Río de la Plata─ consiguieron volver a Gran Bretaña.
El segundo grupo se hizo a la vela a bordo de dos pequeños botes. El capitán Cheap tuvo que hacer frente a nuevos motines en el transcurso de la penosa navegación hacia el norte. Únicamente Cheap, Byron y otro tripulante, tras muchas privaciones y retenciones españolas ─El Reino Unido y España estaban en guerra─ volvieron a Inglaterra cinco años después de su partida, varios meses después de los supervivientes del primer grupo.
El Almirantazgo realizó una encuesta interrogando a todos los supervivientes y, a regañadientes, tuvo que exonerar a los del primer grupo del cargo de rebelión. En esos años, los hombres enrolados a bordo de buques de Su Majestad naufragados, cesaban de cobrar sus emolumentos desde la misma fecha del naufragio. Desde que dejaban de ser remunerados por la armada, dejaban de estar sometidos a la disciplina naval y, en consecuencia, podían ignorar las órdenes de los oficiales. El Almirantazgo se vio obligado a aclarar ─en 1748 mediante una Act of Parliament─ que, en lo sucesivo, las tripulaciones estarían bajo la disciplina naval, incluso después de naufragado, perdido o capturado su buque y, por tanto, sometidos a una corte marcial en caso de rebelión.
Patrick O'Brian, basándose en este suceso, escribió en 1959 la novela "La costa desconocida". En ella aparecen los embriones de los personajes que le harán famoso, Jack Aubrey y Stephen Maturin. Por lo demás el autor sigue los hechos acaecidos con alguna que otra licencia. Sin duda una magnífica novela.
Román S.M. 06-03-2020
Más sobre este naufragio (en inglés)
El archipiélago de Tierra de Fuego y la navegación
Grande navegaciones en botes abiertos
Fuentes:
https:/www.robinblake.co.uk/blog/the-wreck-of-the-wager/
https://bulkleyblog.blogspot.com/2011/12/wager.html