La caza del Snark. Segundo Espasmo.

19.12.2013 10:48

 

Segundo Espasmo

 

 

El Discurso del Campitán

 

El Campitan, todos clamaban al cielo,

tal gracia y tal porte y tal dignidad.

Se podía ver que era inteligente

al mismo momento de mirar su faz.

 

Trajo consigo un mapa del mar

sin el menor vestigio de tierra

la tripulación alegre pudo comprobar

que entender aquel mapa era cosa hecha.

 

Mapa muy claro

 

“¿De qué sirven los polos y los meridianos,

los mapas de Mercator, las zonas tropicales?”

Gritaba el Campitán y ellos contestaban:

“Son cartas con signos muy convencionales”.

 

Mercator y su sandía

 

“Otros mapas muestran cabos e islas”,

protestaba la tripulación,

“pero un mapa en blanco se entiende, es fácil.

Nuestro Campitán es el mejor”.

 

Era encantador, pero pronto vieron

que aquel Campitán en quien tanto confiaban

solamente sabía navegar

cuando hacía sonar su amada campana.

 

Era grave y serio, aunque sus ordenes

a todos ellos les costaba entender.

Cuando gritaba: “¡Estribadla a babor!”

el timonel nunca sabía que hacer.

 

Confundieron el bauprés con el timón

pero el Campitán dijo: “No pasa nada”

sucede a menudo en climas tropicales

cuando la nave está, cómo decir…Snarkada”.

 

Timón                                                   Bauprés

 

Pero el fallo más grande de la travesía

ocurrió cuando el Campitán perplejo y dudando

dijo que esperaba que el viento del Este

hacia el Oeste no empujara al barco.

 

Mas pasó el peligro y desembarcaron

con sus maletines bolsas y cajas

aunque a la tripulación no gustó el paisaje

pues todo eran riscos y quebradas.

 

El Campitán vió la moral muy baja

y les contó en tonos musicales

algunos chistes para aquellas ocasiones

aunque a ellos les parecieron fatales.

 

Repartió aguardiente sin escatimarlo

y en la playa a todos les hizo sentar

más tarde todos estuvieron de acuerdo

en que su discurso fue fenomenal.

 

“Amigos, romanos y paisanos, prestadme oído”.

Todos disfrutaban de las citas populares.

A su salud brindaron y gritaron tres hurras

y entonces él sirvió raciones adicionales.

 

“Hemos navegado muchos meses y muchas semanas,

cuatro cada mes, es fácil calcular

pero hasta este momento no hemos podido

echarle un vistazo al Snark”.

 

“Muchas semanas, también muchos días

siete cada una, perdonad que insista

pero amigos míos lo cierto es que aun

ni un solo Snark hay a la vista”.

 

“Las cinco señales que lo distinguen

venid y escuchad, voy a repetir

para que así el genuino Snark

no tengáis problema en descubrir”.

 

“Primero la primera que es el sabor

que es poco y hueco y crujiente

como un abrigo ajustado en la cintura

o un fuego fatuo, que es muy ardiente”.

 

“Habitualmente se levanta tarde

y a veces exagera mucho, es cierto,

pues se desayuna la merienda

y se desayuna con el almuerzo”.

 

“En tercer lugar, nunca entiende un chiste,

si le explicas uno suspira apenado

y siempre su cara se pone muy sería

si un juego de palabras es intentado”.

 

“La cuarta es que le encantan las máquinas-baño

siempre carga con una de aquí para allá,

cree que mejora su aspecto exterior.

Daría esa opinión mucho que hablar”.

 

Máquina-baño

 

“La quinta es ambición y ahora empezaremos

a distinguir las distintas calañas:

los que tienen plumas y que también muerden

y los bigotudos que a veces arañan”.

 

“Porque aunque el Snark normal no provoca daños

creo conveniente especificar

que algunos son Bújums”. Paró de repente

el panadero se acababa de desmayar.

 

Bújum (dibujo de https://images4.wikia.nocookie.net)

 

    Nijar, 19 de diciembre de 2013

    Emilio Bisbal Moya

 

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