Crónica del "Riviera Maya Jazz Festival 2014"

01.12.2014 11:24

 

El jueves, viernes y sábado pasados se celebró en Playa del Carmen una nueva edición del "Riviera Maya Jazz Festival", este año sin la molesta presencia de la lluvia.

        El jueves no asistí al Festival, pero varios informantes afirmaron que lo mejor de la noche fue TAKE 6, un grupo coral que hizo las delicias del numeroso público.

Foto: Anthony Scarlati. https://kingstongrand.ca/

 

    El viernes arrancó la estupenda banda de Hiram Gomez que puso a punto al personal para la actuación estelar del Festival: Pat Metheny Unity Band. Esta banda está compuesta por el propio Pat Metheny a las guitarras, Chris Potter al saxo tenor, saxo soprano y clarinete bajo (probablemente el mejor saxofonista -vivo- del mundo), el mexicano Antonio Sánchez a la bateria y Ben Williams al contrabajo y bajo eléctrico; una banda de virtuosos que nos ofrecieron un recital estratosférico. El público que llenaba el recinto disfrutó intensamente de la actuación. Este es el tercer año que tengo el privilegio de asistir a este extraordinario festival -gratuíto- y afirmo que ha sido la mejor actuación, con diferencia,  de los tres años. Un concierto redondo, sin fisuras, extraordinario y muy gratificante.

Foto: https://graphics8.nytimes.com/

    

El sábado abrió el Festival otro extraordinario saxofonista, Kenny Garrett arropado por una banda de músicos muy profesional. En general, el público no apreció el virtuosismo de Garrett con el saxo alto, pero se animó al final del show interactuando con la banda.

Foto: Nelson Onofre. Electric Eyes Photography.

 

A continuación salió al escenario la banda del baterista australiano, Virgil Donati. Una banda muy profesional con magníficos intérpretes que no acababa de encajar en un festival de jazz. La música que interpretan me recuerda al Rock Sinfónico de los años setenta de bandas como UK, Iceberg o Barclay James Harvest. Buena música, bien interpretada, pero un poco fría. Lo mejor de la actuación fue la iluminación. El iluminador se lució con un espectáculo magistral muy bello. 

Foto: https://lazionauta.it/

 

Cerró la noche y el Festival, Chick Corea & The Vigil: El cubano Carlitos del Puerto al contrabajo y bajo eléctrico, uno de los mejores contrabajistas de jazz actuales, el británico Tim Garland a los saxos tenor y soprano, flauta travesera y clarinete bajo, el estadounidense Marcus Gilmore a la bateria, el joven guitarrista Charles Altura de la misma nacionalidad y el percusionista venezolano Luisito Quintero, además del propio Chick Corea al piano y teclados; un combo de virtuosos de jazz a caballo de los siglos XX y XXI.

Foto: https://londonjazzcollector.files.wordpress.com/

 

No defraudaron a la numerosísima audiencia: sin ninguna escenografía y con iluminación fija, suponemos que por deseo expreso del artista, ofrecieron un concierto trabajado donde tocaron piezas del último disco, de diferentes épocas de la larga carrera de Chic y de Return to Forever. Magistral, con el momento más emotivo cuando dedicaron e interpretaron Zyryab como homenaje al amigo Paco de Lucía. Un único pequeño bajón del público después de un tema free/experimental. El bis fue apoteósico con su versión actual de "Spain", donde Armando Chick Corea y sus chicos consiguieron que toda la concurrencia se pusiera en pie y cantara. El maestro Corea se reinterpretó a si mismo y triunfó como siempre. 

 

Un año más hay que felicitar a los organizadores por seguir ofreciendo de manera gratuita a los mexicanos y visitantes, este magnífico festival en tan hermoso marco. Este año merece especial buena nota el escenario, la escenografia y la brevedad de los intérvalos entre bandas, mientras que la caseta elevada de la policia en medio del público y el absurdo vallado del recinto que constreñía la libertad de movimientos de la masiva audiencia, se llevan la peor nota.

Creo sinceramente que vallar un recinto donde se vaya a celebrar un acto de masas gratuito no tiene ningún sentido y puede llegar a ser hasta peligroso. Imaginemos que, por cualquier motivo, cunde el pánico entre el público; la reacción inmediata y espontánea de la aglomeración es escapar del lugar. Sin vallas y con la playa y el mar actuando como válvula de escape, la masa se expande y, con un poco de suerte, la situación se salva con pocos daños en la integridad de la concurrencia. Por el contrario, con el recinto vallado y con únicamente dos salidas no muy anchas, habría numerosos casos, con toda seguridad, de aplastamientos con el resultado de contusiones, traumatismos y muertes.

 

Cálculo que al comenzar la última actuación, había más de diez mil personas en el interior del recinto vallado (y unas cuatro mil en el exterior). Las instalaciones sanitarias necesarias para atender las necesidades fisológicas de tanta gente es otro aspecto mejorable de la organización.

 

En cualquier caso, infinitas gracias a los organizadores, patrocinadores y todas las personas y entidades que hacen posible este extraordinario regalo lúdico y cultural.

 

R.S.M. 01-12-2014