Un siglo de T.S.H. (telegrafía sin hilos) o radiotelegrafía a bordo de los buques mercantes; o bien “Oficial Radiotelegrafista de la Marina Mercante, una profesión de vida breve”.

20.02.2013 12:59

 

Los oficiales radiotelegrafistas de la M.M. también llamados telegrafistas, radios, chispas u otros epítetos más o menos cariñosos, eran una especie profesional, hoy en día prácticamente extinguida, habitual a bordo de todos los buques mercantes del mundo de más de 1.600 TRB (toneladas de Registro Bruto) entre los años 60 y 90 del siglo pasado.

Alfred Vail y Samuel Morse crearon el alfabeto o código que lleva el nombre de éste último. En 1837 Morse, con la ayuda de Joseph Henry, desarrolló y patentó un telégrafo eléctrico, el primer sistema para transmitir información a distancia mediante impulsos eléctricos a través de alambres de cobre.

Ambos inventos combinados con la infatigable actividad de Samuel Morse consiguieron que el Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica aprobara en 1839 una subvención de 30.000 $ para construir una línea de 37 millas que uniera Baltimore con Washington. La línea telegráfica se inauguró en 1844.

A pesar de lo notable de su trabajo, Morse debió enfrentarse a la oposición de supersticiosos que culpaban a su invento de todos los males. Además, científicos de otros países lo desarrollaban simultáneamente, por lo que Morse se implicó en largos litigios para obtener los derechos de su sistema. La Corte Suprema de los Estados Unidos los reconoció finalmente en 1854.

El telégrafo de Morse es un invento bastante simple: En el transmisor o punto de origen de la comunicación se acciona un pulsador (manipulador) que abre o cierra un circuito eléctrico.

En el receptor o punto de destino de la comunicación, al cerrarse el circuito se activa un electroimán. Éste atrae una pieza que choca con una cinta móvil de papel, dejando una marca más o menos larga. Así, la información transmitida queda impresa en papel (de ahí viene su nombre). El impulso eléctrico también puede excitar un oscilador que transforma la electricidad en sonido.

El código o alfabeto Morse puede emplearse con ondas luminosas, acústicas o radioeléctricas. Es un alfabeto alfanumérico binario compuesto por puntos, rayas y espacios.

Cada letra o número se transmite de forma individual con un código consistente en rayas y puntos, es decir, señales que se diferencian en el tiempo de duración de la señal activa. La duración del punto es la mínima posible. Una raya tiene una duración de aproximadamente tres veces la del punto. Entre cada par de símbolos de una misma letra existe una ausencia de señal con duración aproximada a la de un punto. Entre las letras de una misma palabra, la ausencia es de aproximadamente tres puntos. Para la separación de palabras transmitidas el tiempo es de aproximadamente siete puntos.

La página LCWO (Learn CW On line) es muy util para aprender o practicar el código Morse

 

Los países desarrollados iniciaron una carrera en demanda de nuevos enlaces, más masivos y eficaces. En 1851 se instaló el primer cable submarino entre Inglaterra y Francia. Tres años más tarde, en España  se instaló la primera línea telegráfica entre Madrid e Irún y en 1861 la Western Union construyó la primera línea transcontinental a lo largo de las vías de su ferrocarril. 

En 1866 se inauguró el primer cable submarino trasatlántico que enlazaba Londres y Nueva York. Dos décadas después, los cables submarinos enlazaban todos los países industrializados entre si y sus colonias.

 

La difusión del telégrafo significó la aparición de una nueva profesión: Telegrafista.

Todos nos hemos fijado en ese individuo, generalmente con visera y manguitos, el telegrafista de la estación de tren del far-west… Una profesión rodeada de una aureola de romanticismo.

Se requieren al menos dos o tres años de mucha dedicación y esfuerzo para aprender el código y conseguir la soltura necesaria. Cuando uno, por así decirlo, se olvida del alfabeto e interpreta automáticamente cada sonido y lo escribe en el papel, o cuando lee un texto y automáticamente actúa sobre el manipulador formando signos, letras, palabras y frases, puede decirse que ya es telegrafista de verdad. Desde ese momento podrá transmitir y recibir textos legibles o ilegibles en cualquier idioma sin problemas fonéticos, siempre que esté escrito con el alfabeto latino.

A finales del siglo XIX, prácticamente se había implantado un servicio de telegramas mundial. Las noticias se propagaban con suma rapidez por todo el mundo, excepto en la mar.

En general, se considera a  Giuglielmo Marconi  como el inventor o padre de la radio, aunque una parte de la comunidad científica atribuye el invento a Nikola Tesla, un inmigrante croata en los EE.UU., inventor también de sistemas de generación y distribución de corriente alterna.

En realidad Marconi no hizo más que sintetizar los trabajos previos de Maxwell, Hertz, Branly, Heavside, Lodge y Popov. Marconi eligió por su simplicidad el alfabeto Morse como lenguaje de las señales radioeléctricas. En 1899 resolvió definitivamente el problema de la sintonía. Había nacido la telegrafía sin hilos (T.S.H.) o radiotelegrafía.

El mérito que nadie discute a Marconi es el de ser el impulsor y difusor de este revolucionario sistema de comunicación que mejoró enormemente la seguridad de los buques, pasajeros y tripulantes. Piense el lector que antes de la implantación de las estaciones de T.S.H. en los buques, estos únicamente podían comunicarse entre si o entre un barco y la costa, a viva voz para distancias cortas, mediante señales visuales (banderas o señales luminosas) hasta una distancia de unas 4 millas, mediante señales acústicas (campanas, cañonazos, etc.) a 5 o 7 millas y mediante palomas mensajeras ─sólo de barco a tierra─ hasta 50 o 70 millas.

La Radiotelegrafía, también ha sido conocida como “CW” (del inglés Continuous Wave), en la cual se interrumpe la onda electromagnética continua (portadora) de una emisión, de acuerdo al Código Morse.

La CW se caracteriza por ocupar muy poco ancho de banda (+/-200 Hz) y por tener una relación señal/ruido muy alta. La reducción del ancho de banda implica un mayor rendimiento de la potencia radiada, al concentrarse ésta en la señal portadora. Estas características permiten la comunicación a larga distancia aun en las condiciones más desfavorables.

El corte y la restitución de la portadora, que va transmitiendo la información, se efectúa mediante un interruptor operado a mano o electrónicamente, conocido con el nombre de manipulador, llave, chicharra o key

Este modo de transmisión también se denomina A1 o A1A.   

En 1906 la Oficina Meteorológica de los Estados Unidos fue pionera en la difusión de las variables meteorológicas mediante la radiotelegrafía. 

El éxito logrado por Marconi provocó una revolución mundial en el campo de las comunicaciones. No tardaron en surgir importantes mejoras y contribuciones de otros científicos.

La primera aplicación práctica de la telegrafía sin hilos consistió en la comunicación marítima, entre los barcos y entre estos y los puertos.

La radiotelegrafía  se convirtió en una industria organizada que dio lugar al sistema Telefunken en Alemania, rival de Marconi desde los orígenes de dicha técnica.

 

La creación de la profesión de radiotelegrafista de la marina mercante se remonta al inicio del siglo XX, cuando se empezaron a instalar estaciones de T.S.H. en los buques. En algunos países se creó la carrera de oficial radiotelegrafista para operar y mantener los sistemas de radiocomunicaciones de los barcos. Sin embargo en las marinas mercantes de otros países, la operación de las estaciones radiotelegráficas de los navíos quedó a cargo de empresas telegráficas que destacaban operadores suyos a bordo de las embarcaciones. Los operadores de la empresa Marconi's Wireless Telegraph Company, por ejemplo, aseguraban las radiocomunicaciones a bordo de un gran número de navíos mercantes de todo el mundo. En otras naciones se habilitó a los telegrafistas “terrestres” como radiotelegrafistas navales.

Para agilizar la comunicación telegráfica y convertirla en un lenguaje universal, se desarrollaron códigos y abreviaturas. El código Q fue aceptado internacionalmente en el año 1912 y todavía se sigue utilizando.

Algunas abreviaturas usadas en radiotelegrafía:

AA                 Todo después de

AB                  Todo antes de

AR                  Fin de transmisión

AS                  Espera

CQ                  Llamada general

MSG                Mensaje

NIL                  Ninguno/a, nada

NR                   Número

NW                  Ahora

PSE                 Por favor

RPT                 Repite

RX                   Receptor

SRI                  Lo siento, perdón

TU                   Gracias

TX                   Transmisor

VA                   Fin de transmisión

WA                  Palabra después de

WB                   Palabra antes de

    

Utilizando los distintivos de llamada, las abreviaturas y el código Q, se economizaba considerablemente el número de signos a transmitir. Ejemplo:                            

EAF EAF EAF DE EDEA EDEA EDEA QSA? AR K

que en radiotelefonía equivaldría a:

Vigo radio Vigo radio Vigo radio aquí Lago Como Lago Como Lago Como ¿Cual es la intensidad de mis señales? Fin de la transmisión. Adelante.

La conversación seguiría de la manera siguiente:

EDEA EDEA EDEA DE EAF EAF EAF QRK 3  QRU? QRU AR K

que equivale a:

Lago Como (3 veces) aquí Vigo Radio (3 veces) La intensidad de tus señales es bastante buena. ¿Tienes algún mensaje para mí? Yo no tengo ningún mensaje para ti. Fin de la transmisión. Adelante.

 EAF DE EDEA QRU TU AR K

 Vigo radio aquí Lago Como no tengo ningún mensaje para ti. Gracias. Fin de transmisión. Adelante.

 EDEA DE EAF OK AR VA

 Lago Como aquí Vigo radio, de acuerdo. Fin de transmisión. Fin de trabajo.

 

El primer buque que contó con una instalación de T.S.H. fue el vapor estadounidense Saint Paul en 1899. El Mersey fue el primer velero civil en disponer de este adelanto en, según las fuentes, 1908 o 1910.

El 23 de enero de 1909 tuvo lugar el primer rescate marítimo que se pudo llevar a cabo gracias a la radio. El barco británico Republic de Liverpool, que hacía la ruta a Nueva York con 461 pasajeros y 300 tripulantes a bordo, colisionó en medio de una espesa niebla con el italiano Florida, cargado con 800 emigrantes que también se dirigían a América.

La señal de socorro (entonces CQD= CQ llamada general + D danger, peligro en inglés) fue recibida en EEUU y transmitida desde la costa a los barcos que se encontraban en la zona. Estos consiguieron llevar a cabo el rescate y salvar a los cerca de 1.700 náufragos. Desde entonces, las telecomunicaciones en el mar han permitido miles de acciones semejantes, salvando muchas vidas.

La utilización de la radiotelegrafía para transmitir mensajes entre los barcos y la costa alcanzó un enorme auge a principios del siglo XX. En 1902 se celebró una primera reunión internacional para establecer normas y reglamentos. El segundo encuentro tuvo lugar en Berlín en 1906. Sólo seis años después, en la siguiente conferencia internacional, funcionaban ya 479 estaciones costeras y 2.752 barcos contaban con instalaciones de TSH. La implantación del SOS como señal internacional de ayuda se había propuesto en la reunión alemana de 1906, por ser más fácil de transcribir en código Morse SOS (... --- ...) que CQD (-.- --.- -..), pero no se adoptó universalmente hasta 1912, en la conferencia que se celebró en Londres pocos meses después del hundimiento delTitanic. En aquel famoso naufragio, se rescató y salvó a mucha gente gracias a la llegada de barcos de socorro convocados por los telegrafistas, quienes, hasta el último momento, no dejaron de enviar en Morse los mensajes CQD y SOS.

El Convenio SOLAS (Security Of Life At Sea) de 1914 trató precisamente de la seguridad de la vida humana en la mar. El periodo de fines del siglo XIX y principios del XX fue el de mayor auge en el transporte de pasajeros por mar, ya que no existían aviones y todavía tenía lugar, en gran escala, la emigración de Europa a las Américas y a otras partes del mundo. 

Por tanto, los buques de pasaje representaban un medio de locomoción mucho más común que hoy en día y, frecuentemente, los accidentes se traducían en gran pérdida de vidas. Durante dicho periodo, la media anual de víctimas a resultas de los accidentes sufridos solamente por buques británicos era de entre 700 y 800.

Como se ha dicho, el suceso que condujo a la convocatoria de la Conferencia internacional de seguridad marítima de 1912 (SOLAS) fue el hundimiento del transatlánticoTitanic de la compañía White Star, durante su viaje inaugural en abril de 1912. Perecieron más de 1.500 personas, entre pasajeros y tripulación. El desastre planteó tantos interrogantes sobre las normas de seguridad vigentes que el Gobierno del Reino Unido propuso la celebración de una conferencia internacional para elaborar nuevos reglamentos. A la Conferencia asistieron representantes de 13 países, y el Convenio SOLAS, fruto de la misma, fue adoptado oficialmente el 20 de enero de 1914.

 

Recreación de la sala de radio del Titanic

Este Convenio introdujo nuevas prescripciones internacionales que trataban de la seguridad en la navegación de todos los buques mercantes; la provisión de mamparos estancos resistentes al fuego; dispositivos de salvamento y dispositivos de prevención y extinción de incendios en buques de pasaje. Otras prescripciones trataban de la instalación de equipos de radiotelegrafía en los buques que transportasen más de 50 personas (si los mensajes de socorro radiados por el Titanic no hubieran sido captados por el Carpathia y otros buques, la pérdida de vidas hubiera sido todavía mayor).

SS Carpathia -foto de https://i.pinimg.com-

La Conferencia acordó también establecer un servicio de vigilancia de hielos en el Atlántico Norte. Así mismo, en esta conferencia se adoptó oficialmente la frecuencia de 500 kilociclos como frecuencia de llamada y socorro internacional. Se acordó también mantener un silencio radiotelegráfico de 3 minutos entre los minutos 15 y 18 y 45 y 48 de cada hora, para poder captar sin interferencias, cualquier SOS transmitido.

Gracias a las buenas relaciones de los ingenieros y científicos españoles con sus homónimos estadounidenses y europeos, los inventos desarrollados en España caminaron por sendas muy próximas a las del resto del mundo. Antonio Castilla, Matías Balsera, José Mª Guillén-García, los hermanos Carlos, Adolfo y Jorge de la Riva y Ricardo Urgoiti son los principales pioneros de la radio española.

El decreto de 21 de mayo de 1905 dio origen a la radiotelegrafía en España, mediante la constitución de una Comisión mixta integrada por los ministerios de Gobernación, Marina y Guerra. La resultante fue la Ley de 26 de octubre de 1907, que autorizaba al gobierno a la puesta en marcha del servicio radiotelegráfico y fijaba las bases y el reglamento para el establecimiento del servicio radiotelegráfico en España. Este corpus legal determinaba el monopolio del Estado para la explotación de todos los sistemas y aparatos de la telegrafía hertziana. Antes, el Estado español se había adherido a los acuerdos adoptados en la primera conferencia internacional de radiotelegrafía, celebrada en Berlín en 1906.

El reglamento de enero de 1908 estipulaba la creación de la primera red de estaciones radiotelegráficas: dos estaciones de primera clase, ubicadas en Cádiz y Santa Cruz de Tenerife, con un alcance mínimo eficaz de 1.600 kilómetros; cinco estaciones de segunda clase, en Tarifa, Menorca, Cabo de Gata, Cabo Finisterre o Villano, y en Cabo de San Antonio o cabo la Nao, con un alcance mínimo eficaz de 400 kilómetros; diecisiete estaciones de tercera clase, con un alcance de 200 kilómetros.

El 20 de mayo de 1908 fue adjudicado el contrato al único licitador, la Sociedad Española Oerlikon que cedió sus derechos a la recién creada "Compañía concesionaria del servicio público español de telegrafía sin hilos". En el plazo de un año la compañía sólo había construido tres estaciones: Las Palmas, Tenerife y Cádiz. El incumplimiento del contrato llevó al gobierno a autorizar en 1911 el traspaso de la concesión a una nueva compañía: la Compañía Nacional de Telegrafía Sin Hilos que tampoco cumplió con las obligaciones contraídas.

Para atender las necesidades del Servicio Móvil Marítimo español, se establecieron 10 estaciones costeras de Onda Media (O.M.) repartidas por todo el litoral español: Tenerife EAT, Las Palmas de Gran Canaria EAL, Cádiz EAC, Cabo de Palos EAP, Valencia EAV, Palma de Mallorca EAO, Barcelona EAB, Vigo EAF, La Coruña EAR y Cabo Mayor EAS. Para las comunicaciones a grandes distancias, se estableció la estación de Onda Corta (O.C.) de Aranjuez Radio EAD/EDZ, que fue inaugurada por Alfonso XIII el 27 de enero de 1.912.

En julio de 1914 quedó establecida la primera comunicación radiotelegráfica entre España y Gran Bretaña.

Tras las iniciales dificultades, desde 1911 la actividad de la Compañía Nacional de Telegrafía Sin Hilos registra un crecimiento continuado hasta 1927, año en el que surgen nuevas empresas radiotelegráficas. En este período podemos situar el despegue de la radiotelegrafía española. El volumen de radiotelegramas era lógicamente menor al de los telegramas, dado el carácter complementario que la telegrafía sin hilos tenía respecto de la telegrafía eléctrica. A pesar de ello las tasas de crecimiento revelan la implantación del nuevo servicio. Cabe destacar la inflexión producida a partir de 1917 cuando la citada compañía comenzó a ser plenamente operativa. A partir de esta fecha el crecimiento se sostuvo hasta sobrepasar la cifra del medio millón anual de radiotelegramas en 1927, momento en el que se estabiliza el crecimiento.

Evolución de los radiotelegramas transmitidos a buques y recibidos de buques por las estaciones de la Compañía Nacional de Telegrafía Sin Hilos, entre 1916 y 1924 (Fuente: Anuarios Estadísticos de España 1917-1925).

 Año

Transmitidos

Recibidos

1916

1.296

 8.033

1917

1.271

 7.020

1918

1.233

 7.264

1919

2.793

28.507

1920

------

-------

1921

5.762

43.344

1922

6.373

37.245

1923

6.469

35.935

1924

7.353

43.877

    

La segunda etapa en la historia de la radiotelegrafía española comienza en 1927, coincidiendo con la firma en Washington del nuevo Convenio Radiotelegráfico Internacional.

A pesar del éxito inicial del nuevo servicio, se abrió una etapa confusa caracterizada por la sustitución de la Compañía Nacional de Telegrafía Sin Hilos por varias empresas que se repartían el mercado, pasando así de una situación de monopolio a una de oferta diversificada. La apertura del servicio radiotelegráfico internacional a otras compañías en 1927 dificultó las expectativas económicas de la Compañía. Ante esta comprometida situación la Compañía Nacional de Telegrafía Sin Hilos optó por integrarse en el Sindicato Transradio Español, que había obtenido en marzo de ése año la concesión para el establecimiento de comunicaciones radiotelegráficas internacionales.

En 1929 las empresas adjudicatarias eran: Radio Argentina S.A. (radiocomunicaciones entre España y Argentina), Compañía Intercontinental Radiotelegráfica Española (entre España y Cuba), Agencia Americana (entre España y Brasil) y Sindicato Transradio Español (entre España y Europa y entre España y el resto de los países no concedidos a las anteriores compañías).

La compañía Transradio consiguió una posición preeminente sobre el resto de las compañías de T.S.H. ya que tenía el control de las patentes extranjeras de comunicaciones radiotelegráficas de la Marconi's Wireless Telegraph Company, de la Compagnie Générale de Télégraphie sans fils y de la Gesellschaft fuer Drahtlose Telegraphie, m.b.H. Telefunken.  

Transradio mantuvo una continuada pugna con la CTNE (Compañía Telefónica Nacional de España) a lo largo de los años treinta por el control del servicio radiotelegráfico. Venció al lograr las concesiones de apertura de nuevas estaciones sobre la CTNE, que acabó por desempeñar un papel marginal en la configuración de la radiotelegrafía española. El 21 de marzo de 1934 por una Orden del ministro de comunicaciones, revertían al Estado los servicios radiotelegráficos costeros con sus estaciones, al concluir el plazo de la concesión. Sin embargo las dificultades presupuestarias del Estado hicieron que Transradio continuara con su explotación.

El informe emitido en 1933 por la Comisión encargada de la revisión de las concesiones de los servicios de telecomunicación exponía la situación de la radiotelegrafía española: "Existen en realidad sólo dos estaciones concesionarias de servicios de radiocomunicación: una la Transradio española SA, sucesora de la Compañía Nacional Telegrafía sin Hilos, y otra la empresa norteamericana que dirige las concesiones de la Compañía Telefónica y de la S.A. Radio Argentina". Aunque la Comisión planteaba la rescisión de todas las concesiones existentes, el duopolio permaneció inalterable hasta 1936, manteniendo Transradio una clara preponderancia dentro del servicio radiotelegráfico español.

Después de la Guerra Civil de 1936-1939, las emisoras costeras y de O.C. quedaron a cargo de la Dirección General de Correos y Telégrafos. Se constituyeron dos compañías que explotaban, mantenían y manejaban las estaciones de los barcos: C.R.A.M.E. (Compañía Radio Aérea Marítima Española) y Hispano Radio Marítima. Los radiotelegrafistas, contratados y pagados por estas compañías, no tenían una relación contractual con las navieras propietarias de los barcos. Esta anormalidad duró hasta los primeros años de la década de los 70 del siglo pasado.

T.S.H del Explorador Iradier

 

A finales de 1970, la explotación del Servicio Móvil Marítimo se transfirió a la CTNE.

Estación de T.S.H de mercante, a la derecha se puede ver parte del camarote del oficial radio

 

Mediante Real Decreto de 24 de enero de 1908, se regula, por primera vez en España, la capacitación de los radiotelegrafistas:

Art.15.
El servicio de las estaciones costeras y de a bordo se hará por Telegrafistas provistos de un certificado expedido por la Dirección General de Correos y Telégrafos. Este certificado acreditara el valor profesional del Telegrafista respecto a los siguientes extremos:
Primero. Arreglo de los aparatos.
Segundo. Transmisión y recepción auditiva a una velocidad que no deberá ser inferior a 20 palabras por minuto.
Tercero. Conocimientos de los Reglamentos aplicables a las comunicaciones radiotelegráficas.
El certificado acreditara además que el Gobierno ha sometido al Telegrafista a la obligación del secreto en la correspondencia.

Durante el siglo XIX hubo varios intentos de crear Escuelas para instaurar los estudios del Cuerpo Técnico de Telégrafos, considerados como los primeros profesionales de la Telecomunicación. Sin embargo, no es hasta el año 1913 cuando mediante Real Decreto, se crea de forma permanente la Escuela General de Telegrafía, centro de enseñanza a cargo del Cuerpo de Telégrafos, en el que se adquirían los conocimientos necesarios para desempeñar todos los servicios de telecomunicación en España.

La Escuela General de Telegrafía se reformó en 1920, estableciendo las enseñanzas en tres grados: elemental, medio y superior.

Estas enseñanzas se consolidan con la creación de la Escuela Oficial de Telecomunicación a partir de la Escuela General de Telegrafía por R.D. de 20 de septiembre de 1930. En ella además de los títulos de auxiliar y oficial de Telégrafos, se incluyen los estudios de:

- Oficial Técnico de líneas, Oficial Técnico de Instalaciones y Aparatos.
- Radiotelegrafistas, Radiotelefonistas y Peritos de Radiocomunicación.
- Ingeniero de Telecomunicación.

Los planes de estudios y las denominaciones de los títulos, como es lógico, fueron cambiando con los años

El primer edificio expresamente construido para albergar la Escuela Oficial de Telecomunicación se inauguró en 1954 en la Calle conde Peñalver nº 19 de Madrid.

El convenio internacional SOLAS de 1.960 (capítulo IV) obligaba a equipar con estaciones de T.S.H. a todos los buques de pasaje y a todos los mercantes con un arqueo superior a 1.600 TRB.

Para cumplir la normativa SOLAS, en España, mediante la Ley 144/1961, el Decreto 3.654/1963 y las Órdenes de 07-12-1964 y 25-05-1965, se crearon los títulos de Oficial Radiotelegrafista de la M.M. de 2ª y 1ª clase con la formación adecuada a las necesidades de navegación y comunicaciones de la marina mercante de la época. Los estudios se impartían en las Escuelas Oficiales de Náutica de Tenerife, Cádiz, Bilbao y Barcelona.

    Facultad de Náutica de la UPC, antiguamente E.O. de Náutica de Barcelona

 

La primera promoción terminó sus estudios en junio de 1967.

Óvalo que va en la gorra y encima de los galones de los oficiales radioelectrónicos de la M.M.

(Lo recuerdo  con el color de la imagen inferior, pero con el símbolo de la superior)

 

Hasta ese momento, los pocos buques equipados con TSH se habían estado nutriendo por personal titulado por la Escuela Oficial de Telecomunicaciones. En el intervalo entre la aplicación del Convenio Solas de 1960 y la graduación de los primeros Oficiales radiotelegrafistas de la M.M., al haber crecido considerablemente la flota mercante nacional y ante la insuficiencia de titulados de la E.O. de Telecomunicaciones, se habilitaron provisionalmente Cabos Radiotelegrafistas de la Armada, como operadores de las estaciones radiotelegráficas de los buques mercantes.

Las lectoras y lectores, a estas alturas, se preguntarán ¿En qué consistía el trabajo de los oficiales radiotelegrafistas?

Trabajos inherentes a su cargo:

8 horas diarias de escucha permanente en la frecuencia internacional de llamada y socorro de 500 Kc/s. Si el oficial era al mismo tiempo el jefe de la estación (caso de todos los mercantes que no llevaban pasaje, que eran estaciones de 3ª categoría con un solo oficial), al acabar sus guardias, conectar la ALARMA automática (que avisaba al radiotelegrafista de la recepción de una señal de ALARMA, previa al SOS).

Escuchar las listas de tráfico de las estaciones costeras de O.M. y O.C.

Recibir los AVISOS A LOS NAVEGANTES.

Recibir los pronósticos meteorológicos de las zonas donde se navega y navegará en los días próximos.

Recibir, en su caso, AVISOS de Temporal, Hielos o Huracanes.

Si se disponía de tiempo suficiente y ganas, se recibían diariamente las emisiones en código del ANALYSIS y se hacía la carta del tiempo correspondiente.

Recibir diariamente señales horarias y hallar el estado absoluto de los cronómetros.

Recibir, si los había, los radiotelegramas para el Capitán, la tripulación y, en su caso, el pasaje.

Transmitir, si los había, los radiotelegramas del capitán, la tripulación y, en su caso, el pasaje.

Recibir los boletines de noticias (por emisoras en Morse o por emisoras de radiodifusión (BBC, Radio Exterior de España, etc.) y efectuar un resumen para la tripulación y el pasaje. Conectar las retransmisiones de R. Exterior de los partidos de futbol más señalados (Final de Copa, Final de Copa de Europa, clásicos Barça - R. Madrid o viceversa, etc.) con el sistema de megafonía del barco, si lo había.

Responsabilizarse de las sacas de correspondencia en caso de que el buque fuese Correo Marítimo.

Anotar todas las incidencias radiotelegráficas en el Diario Radiotelegráfico. Llevar la contabilidad de los radiotelegramas. Efectuar, en fin, todo el papeleo burocrático.

Mantener todo el equipo radiotelegráfico y radiotelefónico (receptores, transmisores, acopladores, antenas, convertidores, baterías, etc.).

 Mantener todos los equipos de ayudas a la navegación (giróscopo, radar, gonio, Loran, Decca, etc.).

Estación móvil radiotelegráfica 

 

Trabajo no específico de su cargo:

Durante las maniobras de entrada o salida de puerto, ocuparse del telégrafo de órdenes a la máquina.

En los barcos en que el botiquín estaba situado en el cuarto de radio, ocuparse del mismo y de la atención mínima sanitaria de la tripulación.

Si la había, ocuparse de la biblioteca del buque.

Colaborar con el personal de máquinas en la solución de problemas eléctricos y de circuitos del puente, derrota y radio.

En barcos sin piloto automático, hacer unas horas de timón cuando toda la tripulación estaba ocupada en algún trabajo extraordinario (por ejemplo cuando había que limpiar bodegas tras una descarga de granel).

Si se gozaba de la confianza del capitán, efectuar alguna guardia de mar en sustitución de un oficial de puente enfermo u en otros casos de necesidad.

A partir de 1974, algunas navieras transfirieron el trabajo de efectuar las nóminas de la tripulación, al oficial radiotelegrafista.

Radiotelegrafista y T.S.H. del RSM Olympic

 

En mi opinión, el trabajo más valioso que efectuaba el radiotelegrafista era la escucha en las frecuencias internacionales de llamada y socorro y, en su caso, el enlace o la dirección del tráfico de SOS, XXX y TTT (socorro, urgencia y seguridad respectivamente).

Al ser todos los usuarios de esas frecuencias, profesionales conscientes, los periodos de silencio se respetaban escrupulosamente y durante esos tres minutos, por ejemplo, uno  podía llegar a oír ―en 500 kilociclos A1― un SOS a más de 2.000 millas por la noche o 900 durante el día. Eso significaba que, entre estaciones costeras y buques en navegación, centenares o quizás miles de profesionales competentes podían escucharlo simultáneamente quienes, a diferencia de los eficaces e impersonales sistemas automáticos actuales, eran sobre todo seres humanos dedicados exclusivamente a la seguridad colectiva

He aquí la descripción que hice en 1971 de la sala de radio del mercante “Lago Como” de 2.500 toneladas métricas de porte:

    La Radio es pequeña pero muy acogedora. Mirando hacia proa está la mesa con los dos receptores en el centro y encima la caja de antenas, el transmisor de 100 W de O.M. (onda media) a estribor y el de emergencia de 50 W a babor. En la misma banda, más a popa hay un portillo rectangular grande y un sillón debajo. Aún más a popa el transmisor de 100 W de O.C. (onda corta). A la misma altura que este último, pero a estribor, el botiquín. A proa de este y por tanto a estribor de la mesa, la puerta siempre abierta enfrentada, pasillo de por medio, a la del cuarto de derrota asimismo siempre abierta. La puerta de acceso al puente, siempre cerrada, a proa de estas dos últimas y a popa el inicio de las escaleras hacia la cubierta de botes.

El receptor principal era de marca H.R.M. y el receptor de emergencia marca Eddystone, los tres transmisores citados arriba, eran de fabricación nacional, marca H.R.M. En el puente llevaba instalado un transceptor de VHF japonés muy sencillo. En el cuarto de derrota tenía instaladas dos emisores/receptores de radiotelefonía A3A de las bandas de 2 y 4 megaciclos. Como ayudas a la navegación llevaba instalados en el puente un radar marca Decca muy antiguo y una sonda gráfica de papel marca Foruno, y en el cuarto de derrota un gonio de marca H.R.M. El buque carecía de aguja giroscópica y de piloto automático.

 

Cuando aún no existían las comunicaciones por satélite y la banda lateral única (BLU o SSB) y el radioteletipo estaban en sus comienzos, el único sistema, con garantía de legibilidad, de mandar y recibir información entre tierra y un buque situado a más de 1.600 millas de la misma, era la radiotelegrafía de onda corta.

Si el transmisor de O.C era de poca potencia, había que armarse de paciencia. He aquí el procedimiento para enlazar y cursar/recibir tráfico de Aranjuez Radio EAD / EDZ:

Escuchar la lista de tráfico en la frecuencia y horario que mejor se adecuara a la situación y horario del buque. Se podía escoger (en 1978) entre 13 opciones (EAD, EDZ2, EAD3, EAD44, etc., que correspondían a 4.349, 6.400, 8.682, 12.887 Kc/s, etc., respectivamente).

Si nuestro distintivo (4 letras) estaba en la lista, quería decir que tenían telegramas para el barco y había que enlazar. Aunque no estuviéramos en la lista, de tener nosotros telegramas para mandar, también debíamos enlazar. Terminada la lista, la estación madrileña se ponía a la escucha en la estrecha franja de frecuencias de llamada de la banda que estuviéramos usando.

Todos los que queríamos enlazar emitíamos llamadas constantes del tipo EDZ2 EDZ2 EDZ2 EDZ2 EDZ2… El operador de Madrid barría a mano o automáticamente la franja de frecuencias de llamada, hasta que distinguía una claramente y entonces emitía "DE". Todos los barcos que creíamos ser los afortunados respondíamos identificándonos, informando del número de telegramas que teníamos y de nuestra frecuencia de trabajo. Sólo uno era el afortunado, Aranjuez le indicaba su turno y todo volvía a recomenzar. Los menos potentados, dependiendo de las condiciones de propagación y de la distancia a la estación, solíamos conseguir un turno entre el 20 y el 50.

Cuando finalmente te tocaba turno, la cosa iba rápida; Aranjuez te transmitía sus telegramas y a continuación recibía los tuyos, se transmitían los correspondientes acuses de recibo y listo. Los radiotelegrafistas de Aranjuez Radio eran gente con mucho oficio y el oído muy fino.

Los “chispas”, poseedores del don del lenguaje de los pitidos, eran los mensajeros de los dioses en alta mar. Naturalmente debían obediencia y lealtad al capitán, pero su posición era muy independiente.

En los años comprendidos entre 1.974 y 1.982, las radiocomunicaciones experimentaron un gran avance, especialmente la banda lateral única o SSB. Con todo, la radiotelegrafía, CW o A1A, seguía siendo competitiva pues los costes de los transmisores y receptores eran muy inferiores a los correspondientes a las nuevas tecnologías. Además, para comunicaciones a muy largas distancias la transmisión y recepción en Morse eran superiores en tanto que los pitidos, en condiciones de mala propagación, ruidos atmosféricos o interferencias de otras emisoras, son siempre infinitamente más fáciles de captar y discernir que la voz humana.

Receptor de comunicaciones “Eddystone” modelo 850-2

 

Todos los oficiales radio eran capaces de identificar, por su tono, algunas estaciones determinadas, fueran costeras o móviles.

Los radiotelegrafistas con cierta experiencia podían reconocer, con toda seguridad, unos cuantos de sus colegas. Cada telegrafista o radiotelegrafista tiene una manera particular de “hablar”, de utilizar el manipulador; una forma característica de resaltar, por ejemplo los últimos puntos de la última letra de la palabra, una determinada velocidad, una mayor pausa tras, por ejemplo, dos palabras, etc., etc. Por la manera de manipular se podrá reconocer al telegrafista. Como la modulación, la velocidad, los silencios, las inflexiones, etc., de una voz conocida. Si la oímos, aunque no veamos a la persona,  la reconoceremos. Y si el interlocutor es muy conocido, incluso se podrá adivinar su estado de ánimo por la manera en que manipula.

 

Los radiotelegrafistas tenían una cierta fama de locos, poseídos, idos o “rarillos”, pero, en general, eran personas apreciadas por toda la tripulación. 

(Más información sobre la vida a bordo de buques mercantes en el último tercio del siglo pasado aqui y aqui)

La continua evolución de la electrónica y las radiocomunicaciones, la consolidación de las comunicaciones vía satélite, la aplicación progresiva del GMDSS (Global Maritime Distress safety System) y criterios económicos, extinguieron prácticamente esta abnegada y bella profesión a los veintipocos años de haber comenzado. El primer paso fue el cambio de denominación a “Oficial Radioelectrónico de la M.M.” y posteriormente, creo que en 1984, se remodelaron totalmente los estudios para obtener la diplomatura y licenciatura en Radioelectrónica Naval de la Marina Civil, desapareciendo el estudio del código Morse. 

Se suele denominar al diplomado o licenciado en radioelectrónica naval —que suelen llevar los grandes cruceros, pero que sólo los buques de pasaje transoceánicos están obligados a llevar— como “oficial de comunicaciones”, término que actualmente parece más adecuado.

El 30-04-1999 se cerró la última de las estaciones radiotelegráficas que atendía el Servicio Móvil Marítimo en CW, Aranjuez Radio EAD/EDZ.

Hoy en día, que yo sepa, sólo se utiliza la radiotelegrafía en algunas comunicaciones establecidas en las frecuencias asignadas a los radioaficionados y unas pocas comunicaciones que mantienen fuerzas militares de algunos países.

Lo que sí puedo asegurarles es que el código Morse, si se aprende bien, jamás se olvida. Después de empezar a estudiarlo hace 45 años, después de no utilizarlo profesionalmente en los últimos 35 y después de no haberlo usado ni practicado ni un minuto en los últimos 3 años, anteayer, tras efectuar un paciente barrido de todas las frecuencias entre 410 y 30.000 kc/s, pude sintonizar una emisora china que emitía grupos de cinco letras y cifras a una velocidad de unas 20 palabras por minuto y pude recibir y escribir estos grupos durante cinco minutos sin vacilaciones y casi sin ningún error. Probablemente si tuviera a mano un manipulador y un oscilador, podría transmitir esos mismos grupos de cifras y letras a una velocidad de unas 18 palabras por minuto de manera clara y legible. Es un poco como la lengua materna, aunque no se utilice en años, siempre estará ahí lista para ser usada. 

    Román Sánchez Morata 20-02-2013

Anexo "Recuerdos de un operador del Servicio Móvil Marítimo o Estaciones Radiotelegráficas de 3ª clase a bordo de buques civiles".

Vídeo de 80 segundos con sonido en CW (con subtítulos) "Azul calmas"

Ver también la entrada "La importante contribución de la MM en la implantación de la TSH" de Javier Moreno Rico.

Por último, recomendamos la lectura de este excelente artículo de la web VA DE BARCOS: "De SOS a mayday, breve historia de la llamada internacional de socorro"

Las comunicaciones internas a bordo de los buques

 

Fuentes:

Archivos propios

https://www.mgar.net

https://granonohacegranero.wordpress.com

https://www.revistamarina.cl

https://www.ucm.es

https://ingeniatic.euitt.upm.es

https://funkoffizier.com

https://picasaweb.google.com

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https://es.wikipedia.org

https://fisicayquimica.iesgbrenan.com

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https://loincognito.com

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