La caza del Snark. Sexto espasmo.

16.01.2014 19:38

Sexto Espasmo

 

El sueño del Abogado

 

Lo buscaron con dedales y con mucho cuidado,

con tenedores y esperanza fue perseguido,

le amenazaron con una acción en bolsa,

con sonrisas y jabón fue seducido.

 

 

Pero el Abogado, en vano probando

que el encaje del Castor estaba prohibido

se durmió y en sueños vio claramente

la criatura que tanto había perseguido.

 

Soñó que se hallaba en sombrío tribunal

Donde el Snark, monoculado

con toga y peluca defendía a un cerdo

que de abandonar su pocilga estaba acusado.

 

El testigo probó sin lugar a dudas

que en la pocilga no había ni un cerdo

y el juez canturreaba con monotonía

lo que dice la ley a este respecto.

 

La acusación no estaba muy clara

y el Snark parecía haber hablado

tres largas horas antes de saber

de qué estaba aquel cerdo acusado.

 

Cada miembro del jurado tenía su opinión

aunque los cargos aún no sabían

y como todos hablaban al mismo tiempo

ni tan sólo una palabra entendían.

 

 

“¡Deberían saber…!” El juez exclamó

“¡Bobadas”! Rápidamente dijo el Snark

“Ese estatuto ya está obsoleto. Os digo yo amigos

que esto depende de un antiguo derecho feudal”

 

“En cuanto a traición, quizás este cerdo

fue cómplice pero sin conciencia

si el jurado cree que es insolvente

más que probada está su inocencia”.

 

“La deserción no refutaremos,

su culpa está claro, es inexistente

en cuanto a los costes de este tribunal

ya que su coartada ha sido excelente”.

 

Aquí el orador retomó su asiento

“Su destino ahora en los votos depende”.

y pidió al juez que mirara sus notas

y resumiera el caso, como es pertinente.

 

Pero el Juez dijo: “No sé resumir”

y en su lugar el Snark lo hizo.

su resumen fue tan contundente

que acabó hablando más que los testigos.

 

A la hora del veredicto se inhibió el jurado

pues era muy difícil de pronunciar

pero todos dijeron que estaban de acuerdo

en que aquello también hiciera el Snark.

 

Entonces el veredicto, también él lo dijo

Aunque ya estaba muy fatigado

Cuando exclamó “¡Culpable!” todos gruñeron

Y más de uno cayó desmayado.

 

También él entonces dictó la sentencia

pues estaba muy nervioso el Juez

al ponerse en pie el silencio fue tal

Que se podía haber oído caer un alfiler.

 

“¡Destierro perpetuo!” Dictó la sentencia.

Y que también pague cuarenta libras.

El jurado aplaudió y el juez tuvo dudas

si era o no legal la frase en la sentencia dicha.

 

Pero su alegría se desvaneció

cuando llorando entró el carcelero

y dijo: “Esta sentencia no tiene objeto

pues el cerdo hace años que ya está muerto”.

 

El Juez se marchó harto de todo

pero el Snark, aunque algo turbado,

gritando siguió hasta el final

como debe hacer un buen abogado.

 

Mientras sus bramidos se hacían más intensos

el abogado seguía con sus quejas

hasta que la furiosa campana del Campitán

le hizo despertar sonando en su oreja.

 

 

    Nijar, 16 de enero de 2014

       Emilio Bisbal Moya

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